Que así sea

Nunca pretendí que fuese para mi, siempre supimos eso. Quizá en algún momento decidimos omitirlo y crear toda clase de castillos en en aire y hacer maromas mentales al respecto pero en el fondo sabíamos que no iba a suceder. Espero no ser el único que lo haya visto de esa manera,

Sin embargo no deja de estar ahí ese sentido de compromiso, de cercanía, porque aún a la distancia y aún cuando sabíamos que la pared no son nuestros brazos, era (es) lindo que a pesar de todo el espacio que nos separa siempre, de una o otra manera logramos reconfortarnos el uno al otro.

No puedo sino pensar que quizá pudo ser diferente, pero no lo fue, no pienso culpar a nada ni a nadie. Si uno fue demasiado tibio o el otro tuvo miedo o quizá ambos nunca nos atrevimos ya en este momento no importa, siento que después de este punto de inflexión (que tal vez pasamos hace mucho pero me había negado a aceptarlo) hemos llegado a un punto sin retorno. Se han decidido muchas cosas que, por lo que parece, han empezado a definir un camino, su camino. Ha decidido tomar un viaje no porque lleve a la tierra prometida, sino porque es el único que parte de ahí, el único que hay para tomar.

Me ha dicho que no es así, le creo, o pretendo que lo hago... no lo sé. Todo excepto sus palabras me dice que ha decidido tomar ese camino en un acto de conformidad. Quiero pensar que no, pero todas las señales me dicen lo contrario. Quizá por eso nunca lo pudo afirmar ni negar de forma tajante, ya no importa,

Lo repito, no pretendo que sea para mi, entiendo las limitantes, entiendo que en algún momento cada quien tomará su rumbo y ese castillo quedará en el abandono. Pero también sé que el viaje que está tomando no es el que quiere, que no lleva a la tierra prometida y que mucho menos lleva al algún lugar que quiera ir, y sé que lo sabe también. Sé también que más allá de advertírselo, de señalarlo no puedo hacer mucho y eso es quizá lo peor de todo eso, como ver a alguien caminar al abismo, un abismo que está ahí y que incluso quien camina puede verlo, pero que a pesar de todas las advertencias ha decidido caminar hacia él y no puedes detenerlo; de ese tamaño la impotencia.

Termino diciendo que no es una despedida, porque a pesar de que he dicho una y otra vez que voy a cerrar esa puerta ambos sabemos que no lo haré, que por mucho tiempo más seguirá abierta para que, si decide regresar de ese viaje, encuentre refugio.

Si así ha de ser... que así sea.

Dejaré el refugio abierto, por ahora.